23 Ago Empresas B y su triple impacto: social, ambiental y económico
En consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) que viene desarrollando la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la tendencia en las políticas para lograr una economía climáticamente inteligente marca que tanto las empresas como la sociedad civil tendrán igual responsabilidad que los Estados a la hora de cuidar el planeta.
Muchos podrán preguntarse, ¿qué son los ODS? Estos objetivos fueron aprobados en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible realizada en la ONU, en Nueva York en septiembre de 2015, a través de la iniciativa internacional “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (A/RES/69-315)”. Tienen como propósito instar a todos los países a que adopten distintas medidas para promover la prosperidad y al mismo tiempo que esas iniciativas protejan el planeta.
En dicho escenario se aprobaron 17 objetivos y 169 metas que deberán ser cumplidos al año 2030, abordando elementos interconectados como el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del medioambiente.
En septiembre de 2019 representantes de empresas y de distintos Estados se reunieron en la Cumbre de Desarrollo Sostenible, donde se debatió sobre cómo construir un mundo más sustentable a través de la colaboración público-privada. Esta fórmula incluye nuevas metas para las compañías, que además de tener un objetivo económico agregan a su lista el impacto social y ambiental que el cumplimiento de tales metas generará.
En este contexto surge un nuevo concepto que se masificó y que en la actualidad es mundialmente conocido como empresas de triple impacto: social, ambiental y económico, partícipes de un desarrollo empresarial sostenible.
En tal sentido se han implementado varios mecanismos para que las empresas puedan transformarse en empresas de triple impacto. En el mundo, el más difundido es la certificación de Empresas B o ‘B Corp’, que en países como Estados Unidos ya es sinónimo de prestigio y otorgan – entre otros reconocimientos – beneficios impositivos.
En tanto, en Argentina se está implementado a través de una organización civil presente en América Latina desde 2012 (“Sistema B”), que actúa en representación de B Lab en la región (una ONG estadounidense) concentrando los pilares del modelo de negocio en cinco áreas de la empresa: Gobernanza, Trabajadores, Medio Ambiente, Comunidad y Clientes.
Según el sitio oficial de “Sistema B”, en 2020 las Empresas B de Argentina contaron con un total de 7.712 empleados y lograron una facturación total acumulada de más de usd $600.000.000. Encontrándose a la vanguardia de este tipo de certificaciones aparecen empresas como “Aguas Danone”, “Biogreen”, “Bodegas Lagarde” y “Villavicencio”, entre otras.
Nuevo marco regulatorio para las empresas
Lo novedoso de las empresas “B Corp” es que son sociedades mixtas en lo referido a sus fines, pues persiguen ambos propósitos: el económico y el bienestar general. Por este motivo, y debido a sus objetivos diferentes pero complementarios, se está trabajando arduamente para crear una nueva figura legal que ampare a estas empresas.
En este orden de ideas, Argentina está planeando contar con un régimen jurídico innovador para las empresas de triple impacto y se encuentra en búsqueda de que la legislación promueva la transformación de los objetivos de las sociedades con fines de lucro hacia una nueva economía inclusiva y sustentable.
En busca de poder tener una figura legal que ampare las empresas con Certificación B y/o aquellas en los que sus fines sean tanto económicos como de interés general de la sociedad, la norma busca crear un nuevo tipo de figura jurídica: las Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC). Actualmente este Anteproyecto de Ley, que incluye a las BIC, ya se encuentra presentado para su tratamiento en el Congreso de la Nación.
Esa propuesta de creación de una nueva figura legal de las personas jurídicas, las Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo, encuentra la gran innovación legislativa que se busca y las externalidades positivas que ello conlleva para las sociedades, las cuales para transformarse o constituirse como sociedades BIC deberán reunir los siguientes elementos distintivos esenciales:
Propósito: persecución de un triple objetivo: económico, social y ambiental.
Deberes de los administradores: Los administradores deberán considerar los intereses a mediano y a largo plazo de los actores vinculados al negocio, es decir, socios, empleados, consumidores, la comunidad y el medio ambiente.
Reporte y Transparencia: Los administradores presentarán un reporte anual mediante el cual acrediten las acciones llevadas a cabo para el cumplimiento de su triple objetivo (económico, social y ambiental). El reporte será de acceso público y un tercero imparcial se encargará de auditarlo.
Deberá especificar de forma precisa y determinada cuál es el impacto social y ambiental positivo y verificable que se obligan a generar. Indicar las causales de exclusión de socios que ejecuten actos contrarios a esta premisa y exigir el voto favorable al 75% de los socios con derecho a voto para modificar el objeto y los fines sociales de la empresa.
Es importante considerar también las limitaciones que tiene el sistema para la obtención de la certificación, en el que la principal dificultad está dada por la propia rigurosidad de las exigencias que se obligan a cumplir a estas empresas y que terminan restringiendo la expansión del modelo. Sumado a ello, hoy no hay un reconocimiento legal que las identifique y proteja, lo que dificulta aún más su implementación y desarrollo. El reconocimiento legal de éstas empresas de triple impacto beneficiaría a:
(i) Emprendimientos de triple impacto (PyMEs y/o grandes empresas) que estén evolucionando a incorporar en sus modelos de negocios la creación de valor económico, social y ambiental;
(ii) Inversores de impacto que desean invertir en organizaciones impulsadas por un propósito económico, social y ambiental y que exigen una protección formal en contra del desvío de la misión;
(iii) Trabajadores que serán considerados por sus empleadores en la toma de decisiones;
(iv) La población en general, que demanda una economía más inclusiva y la inminente solución a los problemas sociales y ambientales que atraviesa el mundo contribuyendo de manera sostenida al cuidado y protección de nuestro planeta.
¿Cómo se obtiene una certificación de Empresa B?
A continuación, los pasos para comenzar a ser parte de la comunidad “B Corp” y la documentación necesaria para poder realizar la evaluación de una manera satisfactoria y completar el proceso de certificación:
- Registrarse en la web;
- Completar la evaluación online de 100 preguntas (la misma puede tener una duración de 3 horas);
- En caso de obtener un puntaje de 80 puntos o más se agenda una llamada de revisión;
- Proporcionar la documentación de respaldo;
- Documentar el modelo de negocio de impacto. El mismo será revisado por SISMTEA B, quienes luego de ese proceso podrán modificar el puntaje obtenido en la evaluación. En caso de que seguir teniendo 80 puntos o más se avanza al último paso;
- Firma del acuerdo de deberes y derechos, y el pago de la certificación que varía según la facturación anual de la empresa.
Debe tenerse en cuenta que si bien la modificación de los estatutos sociales no es obligatoria para obtener la certificación sí lo es para recertificarse una vez transcurrido dos años.
Para poder calificar hay que cumplir una serie de requisitos y condiciones societarias, entre las que destacamos: (i) llevar más de 12 meses en operación; (ii) operar en un mercado competitivo, es decir, la empresa debe estar expuesta a los riesgos normales del mercado (competencia, impuestos, cambios en el mercado, etc.). En contradicción, aquellas empresas controladas por el Estado o que tienen beneficios sustanciales relacionados a la paga de impuestos no son elegibles para la Certificación B; (iii) cumplir el requerimiento legal de “B Corp” y realizarlo efectivamente cuando corresponda según su proceso de certificación, lo que se conoce con el nombre de “Requerimiento legal de Empresa B”; (iv) la Certificación debe ser para un “Negocio Completo y Distinto”. Esto significa que no es posible acceder a la certificación de manera individual para sus divisiones, marcas, departamentos o empresas que no tengan el control de su producto o servicio, sino que la Certificación de Empresa B es para negocios completos, incluyendo todas las áreas de gestión de dicha empresa; (v) lograr un puntaje mínimo de 80 puntos, sobre 200, en la evaluación online. Este indicador estará determinado en base al cumplimiento de ciertas normas y estándares referidos en las áreas anteriormente mencionadas. Cualquier empresa puede realizar esta evaluación que es libre y gratuita, respondiendo a preguntas en cinco dimensiones: gobernanza o transparencia, trabajadores, clientes, comunidad y medio ambiente; (vi) debe ser una entidad con fines de lucro.
La filosofía de las “B Corp”, y la gran diferencia con el resto de compañías es probar que las empresas pueden hacerse cargo de resolver problemáticas socioambientales a través de su negocio. De este modo, entidades sin fines de lucro como fundaciones, ONGs, entre otras entidades civiles, no podrán acceder a la certificación de Empresa B dado que han sido creadas para resolver esos problemas específicos.
Reflexiones Finales.
Casi dos tercios de la riqueza mundial y tres cuartos de los puestos de trabajo son generados por las empresas, lo cual hace de ellas una de las instituciones más importantes de la sociedad contemporánea (“Nuevas Empresas, Nuevas Economías: Empresas B en Sur América”, Correa, M. E.; Abramovay, R.; Gatica, S.; & Van Hoof, B.).
Ante el desafío de lograr un crecimiento sostenible y equitativo, una economía para el mundo donde el éxito se mida por el bienestar de las personas y de la naturaleza conjugado con la necesidad de encontrar soluciones de escala a los problemas que enfrentamos, es muy relevante el rol de las empresas de triple impacto, innovadoras y sustentables. Porque generan oportunidades reales de desarrollo económico, particularmente en distintos sectores excluidos y con problemáticas sin resolver desde hace décadas mediante el sistema económico tradicional.
Se evidencia en las empresas un avance significativo hacia modelos de negocios en los cuales se incorporan políticas de Responsabilidad Social Empresaria. Sin embargo, estas innovaciones habitualmente se refieren a ciertas prácticas o determinados productos y no involucran al conjunto de la actividad corporativa. Por este motivo, el impacto que generan en la cultura organizacional es generalmente limitado y específico.
Las empresas B constituyen, entonces, un ejemplo de cómo el sector privado puede desempeñar un papel protagónico en la solución de los problemas sociales y ambientales, aunque esto no exime a los actores y al Estado de su responsabilidad primaria en el abordaje de estos temas.
Desde NICASTRO DI NIERI proponemos sumarse al desafío de ser parte de esta nueva generación de empresas que se unen no ya para ser las mejores del mundo, sino las mejores para el mundo.
Alfonsina Rubies – Abogada en NDN. Áreas de práctica: Sociedades / Fusiones y Adquisiciones y Propiedad Intelectual